lunes, 11 de noviembre de 2013

Semana 26, con todo el movimiento

Retiro de Mujeres en Buin - 09/11/2013
Hoy cumplimos 26 semanas con nuestra hija en mi panzita y sigue siendo maravilloso, aunque ahora es más entretenido porque está toda una desordenadilla, más rica ella.
Me he propuesto disfrutar este tiempo a concho con mi amado y mi pequeña pecesita, que nada incansable en el mar protegido del vientre materno, sabe que la amamos, sabe que estamos pendientes de ella, incluso creo que sabe cuando hablo de ella porque tiende a moverse.
La ciencia dice que a esta altura ya escucha mi voz (con mayor volumen que el resto) y yo se que es así, y que también sabe cuando su papá esta cerca. Además en este tiempo comienza a practicar la respiración, tragando líquido amniótico, lo que le provoca unos divertidos hipos que yo siento de afuera como una fiesta jejejeje.
Definitivamente le gusta ponerse en mi ombligo, no sé que comodidad encuentra ahí, pero muchas veces la siento moverse por ese sector, y otras varias la siento presionando alrededor, porque me provoca algo como un ardor, ahí es cuando mami la llama al orden y a moverse, como dicen que reacciona si presiono mi guatita hacia adentro... jajajaja, sí, juego con ella esperando que responda con una patadita o un combito.
La semana antepasada estuvo muy quieta, y como buena madre primeriza terminé en urgencias para que la ginecóloga me dijera que estaba todo absolutamente bien, creo que me puedo dar esas licencias, total... es mi primera vez (y si por mí fuera, estaría haciéndome ecografías todos los días)
No han aparecido estrías, sólo unos pequeños vasitos se rompieron y dejan una línea roja; casi no he sentido hinchados mis pies o piernas, y mi panza ya se comienza a deformar a veces, es gracioso mirar en el espejo que de pronto aparece un bultito jejeje.
La relaxina cada vez relaja más mis articulaciones, especialmente las de la 'colita' (zona lumbar) y me he agarrado unos dolores impresionantes, además de otro miles de pequeños (y a veces no tan pequeños) dolores en toda la zona alrededor del vientre y zona íntima, pero vale mil veces la pena vivir la experiencia.
Al final, y gracias a Dios que ha cumplido su promesa, no me he enfermado de nada y Antonia está creciendo normal, ¿qué más podría pedir?, el resto son nimiedades.

Cada día se acerca más el día hija, en que llegarás a nuestros brazos, pero mientras tanto disfrutaré cada momento íntimo en que sólo yo siento y veo tus movimientos, segundos o minutos que quedaran anidados en el lazo que nos una de por vida, huellas que dejas en mi cuerpo... invisibles al resto, pero eternas para mí.

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