miércoles, 23 de octubre de 2013

Con la Anto en el Transantiago

Con Anto en el metro, un finde
Ahora que nos mudamos con maletas y todo a nuestra nueva casa en Huechuraba (regalo de Dios y premio a nuestra fidelidad y esfuerzo) ya no me demoro media hora en llegar al trabajo, el recorrido se hace más largo y tedioso porque la panzita también va creciendo y necesitando más espacio y buena voluntad del santiaguino que normalmente no se preocupa mucho por los demás, es como un poco indiferente, pero Dios ha puesto buena gente a nuestro alrededor muchas veces y estoy agradecida por eso.
En la mañana me levanto una hora antes, 06:30 suena la alarma y en 5 minutos voy camino a la ducha. A las 07:15 más menos vamos saliendo con Carlos en el auto, nos demoramos unos 25 minutos en sortear el taco para salir por Pedro Fontova hacia Américo Vespucio y él nos deja en el paradero del metro. Ahí comienzan las peripecias para subirse a la micro, primero, y luego para llegar a los asientos preferenciales, que son los únicos que me atrevo a pedir, además el resto de la gente no se preocupa en cederme otro asiento así que ni modo. Lo gracioso es que estos asientos preferenciales están casi al final de la micro, que a esa hora va llena, así que con paciencia y perseverancia (y unos cuantos apretones a mi guatita) llego a los asientos naranjos, y con una voz muy audible les pido que alguien me lo ceda porque estoy embarazada, al principio me miran y miran mi panza -que a esta altura se nota bastante- y luego alguno se hace el dormido y el otro (u otra) se para y me lo cede, a veces de buena gana y otras veces con cara de poto, que por lo demás no pesco porque es lo que corresponde no más... ¿o acaso sus madres no estuvieron como yo cuando los esperaban a ellos? ¿o pensarán que los trajo la cigüeña?

La vuelta es más complicada porque es en metro, así que avanzo algunas estaciones hacia el oriente por la línea 1 (no hay caso que me pueda subir en Los Leones) y nadie me da el asiento, me voy a Alcántara y ahí logro subir, y normalmente no falta el caballero o la señora consiente que me cede el asiento, pero cuando llego a uno de los pocos asientos preferenciales lo pido sin más, total... la ley me ampara y es mi derecho natural; Ayer por ejemplo, no encontré un asiento preferencial cerca y la Sra. que venía en el asiento más próximo me miró la panzita y se hizo la dormida al instante, pero vino otra Sra. y en todo brusco lo pidió que me cediera el asiento... a ella en su tiempo de embarazo también le tocó la indiferencia de la gente, según me contó. Al final entre cambio de metro y micro, en horario punta demoro como 1,5 horas en llegar a la casa con mi Anto, menos mal ella se porta bien y casi no patalea.

En fin, así es la cosa en Santiago, a la gente le cuesta ser empática con el resto, pero mi asiento preferencial me corresponde así que lo seguiré pidiendo con o sin la buena voluntad del que lo esté ocupando.

domingo, 13 de octubre de 2013

5 meses de gestación bien gestada

Hoy 13 de octubre cumplí 5 meses de embarazo y nuestra bebé 5 meses de gestación dentro de mi panzita, y bien gestada por lo que puedo percibir desde fuera y por mi confianza en la promesa de Dios de que mi bebé estaría bien.
La guatita está cada día más grande, a veces incluso me cuesta respirar, debo ser cuidadosa y caminar calmadamente para no empezar con ahogos, pero con mis clases de gimnasia -que incluyen respiración- he andado mejor.
Antonia ya patea mucho más, y más fuerte, incluso Carlos la siente desde fuera, es tan divertido, aunque a veces el desorden dura un largo tiempo y me deja un tanto adolorida por dentro jejejeje, pero es un milagro de Dios y estamos demasiado agradecidos. De hecho, el papá por andar molestándola recibió una tremenda patadita en plena boca... jajajajaja, ahí quedó feliz!!!
Cada día le hablamos más, ya es parte de nuestro dia a día, sobre todo por la noche, antes de ponerme la crema sobre la guatita (signo de que nos vamos a dormir) le damos "chipe libre" para que patee y se lo toma muy en serio, le conversamos y le leemos una historia.
Me encanta tenerla siempre conmigo y poder hablarle en cualquier momento, mi constante compañera, que cada día se pone más desordenadita, sobre todo cuando escuchamos música con mucha batería/bombo o cuando sabe que estamos hablando de ella, como en este preciso momento.
Y seguimos en el proceso, quedan 4 meses por delante, mucho que crecer y aprender aún.

viernes, 11 de octubre de 2013

El rol del papá en este tiempo de espera

Muchos minimizan el rol del papá en el tiempo de gestación del bebé y espera de su nacimiento durante 9 meses, pero para nosotras con Antonia ha sido fundamental tener a mi esposo al 100% involucrado en el proceso, y sólo puedo decir gracias Dios por darme al mejor papá para nuestra hija, que en unos meses más saldrá a este mundo a respirar.
El futuro papá chocho
Muchas veces se dice que el papá vive más "de afuera" el embarazo, pero ese no ha sido nuestro caso para nada, por lo menos así lo siento yo. En los primeros meses de gestación fue muy difícil, los síntomas eran muchos y me cansaban, muchos sábados los pasaba tirada en la cama, rodeada de nauseas, vómitos matutitos y confusión por tanto cambio, pero no estuve nunca sola, él se mantuvo firme, sosteniéndome y con paciencia aguardando a mi lado que los días avanzaran en el calendario; nunca me dejó sola, estuvo en cada momento y vivió conmigo lo complicado
de esos días.
Luego cuando comenzamos a ir a las ecografías y sentir el latido de nuestra bebé era una emoción compartida, una intimidad distinta que seguimos viviendo a concho en estos cinco meses.
Y hoy cuando la sentimos patear hacia afuera, cuando pone su mano sobre mi guatita y percibe los movimientos de Antonia, vuelvo a dar gracias por su constancia, porque lo he visto vivirse este proceso a fondo conmigo, en los días difíciles y en los momentos plenos cuando vemos cómo crece nuestra hija, como se prepara para arribar a nuestro hogar, cuando soñamos con las mil cosas que hará o cuando nos vamos a hacer la lista de bebé y vemos que todo le quedará precioso porque ella será bella.

Gracias esposo, por vivir conmigo este tiempo de espera de nuestra hija.
(Dedicado a Carlos y a muchos hombres que hoy están al 100% con sus mujeres)

miércoles, 2 de octubre de 2013

Y te mueves... y nos movemos

Con Antonia en el trabajo
Mi princesita ya se mueve como loca, es realmente una época inolvidable este tiempo en que siempre me acompaña, en que la siento moverse y patear para decir "mami, aquí estoy, contigo", es un tiempo de intimidad entre ambas que no se volverá a repetir y por eso es tan maravilloso poderlo disfrutar.
Cuando me levanto por las mañana le hablo para despertarla, durante el día le converso, cuando estoy en medio del trabajo ella se mueve o me patea para llamar mi atención, para hacer una pausa, para conectarnos y amarnos en la intimidad de mi vientre, donde nadie más la puede sentir... sólo yo.

Ya han pasado los primeros síntomas incómodos, las náuseas, el asco, aún no vuelvo a comer carne del todo, pero he ido avanzando... ayer almorcé unos trocitos de choricillo, aunque con mucha ensalada jejejeje.
La panzita sigue creciendo y me encanta esta forma redonda que se acentúa, y comienza a desparramarse como dicen que son los embarazos de niñas. Por las mañanas paso minutos mirándome en mi desnudez frente al espejo, viendo como crece mi forma circular conteniendo un milagro del cielo, haciendo cada vez más espacio para la Anto.
Podría afirmar que dos veces en la vida me he sentido realmente hermosa: el día de mi boda con mi peinado y mi traje blanco, y en este tiempo de embarazo en que la guatita crece y crece y es tan bello.

Me he dado cuenta que más allá de si Antonia me escucha o no (no estoy segura que la ciencia demostrara eso) hay una conexión más grande, ella sabe cuando estoy feliz, cuando estoy con el papá, o cuando hablo de ella con alguien más (porque da pataditas), así como sabe que cuando mamá se pone la crema en la guatita por las noches es hora de dormir, lo bueno es que duerme toda la noche.

Hoy, hace unos minutos, estaba moviéndose como loca, Carlos puso su mano y lograba sentir el movimiento. Luego nos quedamos observando la guatita y veíamos como se me movía por fuera con sus pataditas, era increible la fuerza que hacia que yo me moviera, es muy divertido poder compartir estas cosas los tres y reírnos de lo desordenada que estaba ahí dentro.

Antonia, eres un milagro, eres el cielo que bajó a mi vientre y las bendiciones de Dios para nuestra familia. Te amamos con tu papá, y los abuelos y tíos, y todos los amigos que comparten con nosotros esta espera.